Los cambios de comportamiento en la persona mayor transforman costumbres y hábitos. En el caso del cuidador o familiar a cargo, este debe afrontar días buenos y malos en lo que respecta al comportamiento del adulto.
¿A qué se deben estos cambios?
El punto de partida en la búsqueda de posibles soluciones es entender que estos cambios de comportamiento pueden ser de tipo consciente o inconsciente, con grados de voluntariedad mayor o menor. Partiendo de lo anterior, es fundamental no culpabilizar al adulto como primera medida, dado que existen diferentes circunstancias a tener en cuenta como lo son:
Desconocimiento del lugar
En muchas ocasiones la persona mayor debe cambiar su lugar habitual de vivienda en función de las necesidades que conlleva la vejez. Un cambio de lugar de residencia trae consigo varios retos a superar para el adulto, como desorientación espacial y dificultad para identificar un lugar como propio. Así las cosas, debemos evitar este impacto negativo actuando de manera progresiva y de acuerdo a las particularidades de cada momento. El nuevo lugar de residencia del adulto debe adecuarse a las comodidades que siempre ha tenido el adulto y disponer de facilidades que eviten situaciones de estrés que afecten directamente al comportamiento.
Oposición a las nuevas caras
En la vejez es común que el adulto comience a ser asistido por familiares que no son de primer grado o cuidadores especializados; la disposición de estas nuevas personas frente al adulto mayor es vital para lograr una mejor adaptación. En el caso de la atención a personas con demencia, sus cuidados deben ser ajustados a la realidad cambiante de la persona.
Es normal que una nueva etapa conlleva unos cambios de comportamiento. La adaptación al medio es un impulso básico que se da en todas las etapas y la tercera edad no es ninguna excepción. Al tratarse de la última etapa de la vida supone un medio bastante hostil en el que las capacidades personales se van reduciendo paulatinamente, dando paso a diversas enfermedades como puede ser el Alzheimer, que pueden influir notoriamente en el comportamiento. Recuerda que si los cambios conllevan a episodios de agresividad es fundamental reportarlo al médico tratante.
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